
Importancia del sistema linfático para la desintoxicación
Podemos identificar dos tipos de intoxicaciones: la externa y la interna. La intoxicación externa es propiciada por el hombre al contaminar el medio ambiente con los procesos y desechos industriales, por la industria alimenticia y farmacológica. La intoxicación interna o autointoxicación, está relacionada con la formación de toxinas o substancias tóxicas que se generan dentro del cuerpo en uno o en varios órganos.
Una toxina es una sustancia química que tiene efectos nocivos sobre el cuerpo. Las toxinas pueden provenir de los alimentos del agua, de las sustancias químicas utilizadas para cultivar o preparar los alimentos, e incluso del aire que respiramos. El cuerpo procesa esas toxinas mediante órganos como el hígado y los riñones, y las elimina a través del sudor, la orina y las heces.
La salud de un individuo depende de la capacidad de su organismo para eliminar los residuos perjudiciales, tanto de origen interno como externo.
Este sistema lo conforman los vasos o capilares linfáticos, ganglios o nódulos linfáticos, amígdalas, adenoides, bazo, timo, apéndice, médula, y la sangre (glóbulos blancos).
El 80% del sistema linfático está distribuido a lo largo de los intestinos, razón por la cual la mayor actividad inmunológica se encuentra localizada en esta zona, de ahí la frase que dice: ‘Uno es lo que come’ o ‘Dime que comes y te diré de qué sufres’.
Este sistema consta de una red de vasitos o capilares miniatura que transportan un líquido amarillo llamado linfa, compuesto principalmente de grasa, que va de los intestinos al tórax, donde desemboca a unos tubos linfáticos grandes que vierten todo su contenido a la sangre (venas subclavias del cuello). Una vez en la sangre puede ser filtrado y purificado en el hígado y riñones. A lo largo de estos vasitos o capilares linfáticos, existen unos abultamientos o nódulos linfáticos llamados ganglios, los cuales trabajan a manera de reten tratando de neutralizar y destruir todo tipo de toxinas, bacterias y virus. Si la destrucción de estos elementos es incompleta pueden causar que los ganglios se inflamen, crezcan y se congestione la sangre.
Al igual que el resto de sistemas del cuerpo, el sistema linfático se puede beneficiar de una dieta más saludable. Al limpiar su dieta reduce el estrés sobre el sistema linfático, al igual que en el hígado y los riñones.
Para lograr éxito, es importante reducir o eliminar el azúcar, harina refinada y otros granos, también el alcohol, la cafeína, los alimentos procesados, los colores artificiales, los saborizantes y los edulcorantes. Come tantos alimentos orgánicos como te sea posible para evitar los herbicidas y pesticidas. Toma un complejo multivitamínico también ayudará a apoyar el sistema linfático. Come una ración más de verduras cada día hasta que hayas alcanzado el nivel recomendado diario de 5 raciones diarias. Incrementa la ingesta de verduras y frutas frescas es una forma importante de apoyar todo el cuerpo, incluyendo al sistema linfático. Beber al menos 2 litros diarios de agua también es importante para la desintoxicación y el apoyo al sistema linfático.
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